viernes, 13 de noviembre de 2009

Mal de frutas


Una madre acude al ginecólogo con sus dos hijas de 13 y 20 años respectivamente.
"¿Qué la trae, por la clínica?", pregunta el galeno.
"Mis hijas y yo, doctor".
"Veamos, cuénteme".
"Doctor, mi hija menor tiene los senos duros como limones".
"¿Cómo? A ver..."
"Mire, doctor".
Y le muestra los senos de la niña.
Después de inspeccionar por cinco minutos, el médico expone:
"Sí, señora, duritos, duritos, como limoncitos".
"Mi hija mayor, también los tiene duritos, como pomelos".
El facultativo rápidamente inspecciona y luego de diez minutos le comunica a la madre:
"Sí, señora, duritos, duritos, como pomelos".
"¡Y yo, mire mis senos como melones, duritos, duritos!", dice la madre mientras echa fuera sus senos.
El especialista inspecciona a la madre durante medía hora (con los ojos en blanco, el pobre).
"Doctor, dígame ¿que podrá ser?"
"¡No sé, señora...!"
Y agitado continúa:
"Debe ser un mal de frutas, porque ¡mire como tengo el plátano: durito, durito!"

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